¡Hoy nos vamos al súper! Te propongo un práctico y sencillo ejercicio para despertar tu lado más analítico y crítico con los alimentos que consumes en tu día a día.
Crea en tu mente este escenario: Toca llenar la nevera y te acercas a tu supermercado habitual (¡Recuerda que no debes ir con hambre!). Al pasar por delante de los cereales de desayuno decides seguir el consejo que leíste en «Que compre tu cabeza y no tu estómago» y leer la tabla de composición nutricional de los productos.
Pongamos el ejemplo de que los conocidos Smacks de Kellog’s son tu debilidad, coges la caja, buscas la tabla de composición nutricional y esto es lo que encuentras: