¿Sabías que la cuarta parte de las intoxicaciones alimentarias que se producen en nuestro país tienen su origen en una inadecuada refrigeración?
En un principio puede parecer absurdo, meter la comida en la nevera tal cual parece que no es suficiente y la manera en que conservamos la compra en el refrigerador repercute en nuestra salud.
¿Por qué? ¿Cómo debemos mantener y organizar la nevera?
¿Qué es una toxiinfección alimentaria?
Una toxiinfección alimentaria es una enfermedad que se produce un tiempo después (horas o días) de haber ingerido un alimento, o una bebida en condiciones no adecuadas para su consumo.
A diferencia de la creencia popular para evaluar el estado de un alimento (“si no huele mal está bien” o “si está bueno se puede comer”), un alimento con una carga bacteriana suficiente (o de toxinas, virus, parásito…) para producir una toxiinfección alimentaria tienen aspecto, color, aroma y textura normales.
Causas por toxiinfección alimentaria 2004-2007. Fuente: http://revista.isciii.es/public/journals/1/pdf_114.pdf
¿Qué riesgos existen en una nevera?
1) La proliferación bacteriana. Depende de 3 factores:
- Temperatura: La temperatura de la nevera debe estar entre 1 y 4 grados, ya que entre 5 y 65 grados la multiplicación microbiana está asegurada. Los alimentos deben adquirir esta temperatura lo antes posible y evitar las fluctuaciones de temperatura en la nevera.
- Humedad: Dónde hay agua, hay microorganismos. Si reducimos la cantidad de jugos reduciremos el número de bacterias, alargando la vida útil del alimento. Por este motivo los alimentos deshidratados duran tanto tiempo y ni si quiera necesitan refrigeración.
- La naturaleza del alimento: Los alimentos más ricos en proteínas son los preferidos de las bacterias. Debemos conservarlos lo mejor posible. (Carnes, pescados, lácteos y huevos)
2) La contaminación cruzada. Es la transferencia de bacterias peligrosas de un alimento a otro. Podemos transmitir bacterias de un alimento a otro si:
- No retiramos el cartón que une los yogures, el cartón de los huevos (ojo que contiene salmonella), los plásticos de las latas o guardamos alimentos con las mismas bolsas del mercado.
Te invito a hacer esta reflexión ¿Por cuántas manos han pasado? ¿En qué estado están los camiones en los que se han distribuido? ¿Cómo está el refrigerador del supermercado? ¿Lo limpian?
- No separamos los alimentos cocinados de los crudos. Los alimentos cocinados han sufrido cocción, por lo tanto habremos “aniquilado a muchos indeseables”, pero si lo ponemos al lado de un alimento crudo, éste le transmitirá bacterias transformándolo de nuevo un transportador de microorganismos.
- No guardamos los alimentos en recipientes o bien envueltos. Puede parecer evidente, pero cada vez que veo un plato con comida en una nevera sin tapar (o ni si quiera en un plato) pienso: “pobrecito, ha dejado de ser comida para ser un cultivo bacteriológico” o “espero que no me inviten a comer”. Recuerda que la ventilación de la nevera conlleva a que las bacterias «revoloteen» y den vueltas por la nevera.
- No limpiar y desinfectar la nevera de forma regular. En este caso no es contaminación entre alimentos, si no de los microorganismos que se han quedado en la nevera al nuevo alimento.
3) Caducidad y putrefacción. Si no ordenamos la nevera y controlamos bien lo que tenemos y las fechas de caducidad:
- Podemos olvidarnos de que teníamos ese producto y que caduque.
- Podemos consumirlo caducado y exponernos al riesgo de intoxicarnos.
- De casualidad, nos podemos encontrar el producto a pocos días de caducar y pegarnos una panzada para comerlos y no tirar nada.
Esto sucede con los productos con fecha, pero con los productos frescos existe el riesgo de la oxidación o putrefacción. Ésta es una reacción química que es “contagiosa” entre los alimentos que se encuentran cerca, de modo que pueden oxidarse alimentos que estaban en perfecto estado si no tiramos aquellos que se estaban dañando.
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
- Limpiar y desinfectar la nevera una vez al mes. Limpia con agua y jabón la nevera, aclárala con una bayeta limpia y agua tibia, después sécala con papel o un trapo limpio. Para desinfectar usa productos específicos de nevera, se suelen echar en la nevera, dejar actuar y luego retirar con papel o un trapo limpio.
SIN LIMPIEZA NO HAY DESINFECCIÓN
- Cuando compres, deja para el final los refrigerados y los congelados. Al llegar a casa recuerda que son los primeros que tienes que guardar para evitar romper la cadena de frío.
- Retira los cartones de los yogures, guarda los huevos en una huevera o tupper tapados (que no vayan repartiendo salmonella por la nevera), retira los plásticos de las latas u otros y retira los papeles de carnes y pescados (aconsejo guardarlos en bolsas de refrigeración y congelarlos, ya que su vida útil en nevera es de 1 a 2 días).
- Productos como salsas, que una vez abiertos deben conservarse en nevera, no los dejes abiertos. Ponlos en un tupper que te permita cerrarlo.
- Para evitar cambios en la temperatura de la nevera:
- Si acabas de cocinar algo para comer más tarde, espera a que se enfríe, si no aumentarás la temperatura de la nevera.
- Guardar bien los alimentos cocinados para que no incorporen bacterias de otros alimentos.
- Que los productos o tuppers no toquen las paredes de la nevera para que el aire frío pueda circular y no se quede en un lado de la nevera estropeando los alimentos de la zona. Tampoco deben estar tocándose o amontonados, para que el aire pueda circular entre ellos y mantenerlos en una temperatura segura.
- No pasar muchos minutos investigando qué hay en la nevera o qué “me apetece”. Para ello, en las bolsas de congelación donde guardas los fiambres, añade el nombre de qué es cada cosa: abrir y cerrar los papeles de plata para ver que contienen exponen a los alimentos a contaminaciones cruzadas.
Para este punto es esencial tener la nevera bien ordenada, pero no de cualquier manera. Esta imagen te muestra la distribución más adecuada para cada producto y alimento y su vida útil.
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