Días atrás, compartí por Instagram una duda práctica que puede plantearse en muchos hogares tras las vacaciones.
La situación fue que al llegar a casa quise hacerme un café con leche y encontré que el brik de leche que me quedaba en la despensa (sin estrenar) tenía la fecha del envase ya pasada (habían pasado casi 2 meses).
La duda que planteé a los seguidores era si se podía consumir o no, y la respuesta del 67% de las personas que participaron acertaron que sí podía beberse.
¿Cómo es posible que pudiese consumir un producto con la fecha marcada ya pasada?
Porque la fecha estaba indicada “de consumo preferente” y no “de caducidad”.
En el primer caso, podemos consumir el producto siempre que veamos que no han pasado más de 3 meses (en este caso en concreto), su color, textura, sabor y olor son los habituales y no encontramos irregularidades ni indicadores de que pueda estar en mal estado. Sin embargo, muchas personas se ven condicionadas por esta fecha y se tiran alimentos que todavía mantienen todas sus propiedades de calidad, seguridad y que por lo tanto son perfectamente consumibles y aprovechables
¿Sabías que…?
Según los datos del Eurobarómetro 2015 más del 50% de la población europea no entiende el significado de las fechas que aparecen marcadas en las etiquetas de los alimentos (consumo preferente, caducidad, procesado…). Este marcaje y su incomprensión es responsable del 10% del despilfarro alimentario.
Con el objetivo de reducir malbaratamiento de alimentos, la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (o ACSA) creó el documento “Extensión de la fecha de consumo de los alimentos. Criterios para el aprovechamiento seguro” para ayuda a comprender que significan estas fechas de consumo y establecer tiempos de consumo mayores de los productos tras haber agotado su vida comercial.
Con este artículo quiero darte herramientas para que puedas aprovechar al máximo los alimentos que tienes en casa y evitar desperdicios innecesarios.