El hambre es el peor enemigo durante el proceso de cambio hacia una alimentación saludable. ¿Alguna vez has ido al supermercado en busca de una opción saludable para comer a media mañana o por la tarde? ¿Te suenan las barritas de cereales o tortitas de arroz con chocolate de Diet o Bicentury? Son como aquellas personas que parecen transparentes, que no mienten y que son exactamente tan ideales como aparentan. Tienen una bonita caja, un diseño muy atractivo y un mensaje prometedor. Pero vayamos al grano, ¿Qué es lo que la “verdad” esconde?
El marketing y la publicidad de la industria alimentaria juegan un papel esencial en las decisiones que definen un hábito tan importante como la alimentación, un aspecto muy determinante en nuestra salud.
Pero no es oro todo lo que reluce en los anuncios y en los tentadores envases, los alimentos procesados vienen cargaditos de azúcar, sal, grasas vegetales o bien nos intentan dar gato por liebre.
¿Cómo saber si las frases, que tan bien venden los productos, son ciertas? Consultando el etiquetado. Los ingredientes y la tabla de composición nutricional son las únicas fuentes de información fiable que encontraremos en todo el envase.
Para dar a conocer las etiquetas engañosas, las que ocultan información y/o las que presumen de un ingrediente o nutriente el cuál es minoritario en el producto, Aitor Sánchez en su blog Mi dieta cojea, ha iniciado un movimiento con el lema #ETIQUETAREAL.